miércoles, 19 de junio de 2013

Off

VOZ EN OFF
La función está a punto de empezar. Rogamos apaguen los teléfonos móviles y demás dispositivos electrónicos.

ACTOR
(Afuera.)
¡¡¡Y una mieeeeeeerda!!!

Entra ACTOR, fuera de sí.

ACTOR
¡¡¡Una mierda como un piano de cola así de grande!!!
(Pausa.)
Soy actor. Necesito el móvil para la función. Lo necesito encendido. Forma parte de la trama. En el segundo acto, estoy hablando con el asesino de mi padre, aunque no sé que es el asesino, cuando recibo una llamada. Una llamada al móvil. Porque está encendido. Lo necesito encendido. Por el bien de la función, tiene que estar encendido. Si no está encendido no me pueden llamar y yo no descubro que el asesino de mi padre es la persona con la que estoy hablando. No con la que estoy hablando por teléfono, sino la persona con la que he estado hablando antes de que sonara el teléfono, y con la que seguiré hablando después de colgar el teléfono mientras empiezo a maquinar mi venganza. Y eso sólo lo puedo hacer si tengo el móvil encendido. Ahora me dirán que, para el caso, también sirve un móvil apagado. Que la llamada puede ser un efecto de sonido, un… ¿cómo se llama? Un track. Un track de sonido. Que sólo lo tiene que pinchar el… éste… el técnico, igual que pincha las músicas. Pero no, no puede ser. Porque no hay técnico. Hay, sí que hay técnico, pero es un inútil. Las llamadas pregrabadas no son naturales. Hay que ser un buen técnico para hacer que suene un politono pregrabado y conseguir que el público no desconecte de la historia. Y este técnico, la verdad sea dicha, no lo es. No es un buen técnico. Ni falta que le hace, eh. Porque esta obra se sustenta en el texto y en el trabajo de los actores. ¿Qué digo, en el texto? Esta obra se sustenta en el trabajo de los actores. Es lo único importante: los actores, y que uno de ellos tenga el móvil encendido. Lo necesito. Necesito el móvil. Es mi derecho, mi derecho como actor. Ahora parece que los actores no tenemos derechos. Pero lo del móvil es inalienable. Y no lo digo yo, eh. Lo dice el convenio. El convenio o el contrato. No sé, en algún sitio tiene que estar. Que no lo haya leído yo no quiere decir que no esté. Porque soy actor, y ya tengo que leer muchas mierdas por exigencias del guión. Ni os imagináis las menciones de Twitter que me llegan todos los días. Por eso no me leo todos los contratos. De eso se encarga mi representante. Ella debe saber eso de los móviles. La voy a llamar.
(Rebusca en los bolsillos.)
Tiene que estar en algún sitio… ¿Alguien me puede hacer una perdida? Por favor. Que alguien me llame. Es el 666 xxx xxx.
(Espera. Mira al patio de butacas.)
¿Dónde está el público?

OSCURO.

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